YO MISMO SOY EL ENEMIGO QUE DEBE SER
AMADO
La aceptación
de uno mismo es la esencia de todo problema moral y el epítome de un panorama
completo de la vida.
Dar de comer
al hambriento, perdonar un insulto, y amar a mi enemigo son sin duda alguna
grandes virtudes.
Pero ¿y si yo
descubriera que soy el más pequeño entre todos ellos, el más pobre de todos los
mendigos, el más descarado de todos los delincuentes, que el mismo enemigo está
dentro de mí, y que yo mismo necesito de la limosna de mi propia bondad? ¿Que
yo mismo soy el enemigo que debe ser amado? ¿Entonces qué?.
La respuesta
es simple: Conoce a tu ser interior. No tengas miedo de pasar tiempo a solas
con tus pensamientos y sentimientos. Sé amable con tu ser interno.
Aprende a
amar y respetar a tu alma y honra tus pensamientos y sentimientos que brotan
desde dentro.
Tu ser
interno no es tu enemigo, aliméntalo y nútrelo como si fuera un ser vivo que
quiere prosperar y crecer fuerte y hermoso.
Práctica
limosna y misericordia hacia tu ser interior.
Se nos dice
que amemos a nuestros enemigos. Si nuestro ser interior es nuestro enemigo,
¡Entonces es hora de darle algo de amor!
Carl Gustav Jung.
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